“En cuanto a la tierra insular Atlántida, esta era grandiosa, confederada, maravillosa y poderosa... Posterior al tiempo de los seísmos excesivos y de los cataclismos originados en un día y una noche terriblemente penosa… la tierra insular de la Atlántida, de forma similar, debajo de la mar desapareció”.
Así relata Platón en El Timeo el trágico final de la legendaria isla de la Atlántida, anegada por las aguas del mar. La historia de esa civilización perdida ejemplifica el castigo a la arrogancia humana y también la vulnerabilidad de una isla frente a la inmensidad solitaria que la rodea.
Hoy las islas del mundo se enfrentan a otro cataclismo similar, aunque esta vez a cámara lenta: la subida del nivel del mar por causa del calentamiento global. En paralelo, muchas de ellas también deben enfrentarse a otros grandes retos asociados al cambio climático como es el suministro de agua potable para abastecer a la población. Las islas y los archipiélagos marinos están rodeados de agua que, paradójicamente, no pueden utilizar.
Los esfuerzos de ACCIONA van encaminados a afrontar ambos desafíos. Por un lado, contribuimos a mitigar el cambio climático a través de la descarbonización de la economía y la transición hacia las energías renovables y, por otro, proporcionamos la tecnología necesaria para que islas como Canarias, Baleares o Cabo Verde cuenten con agua potable para sus habitantes.
Y no es un caso aislado: llevamos cuatro décadas desarrollando proyectos de desalación que lleven un bien fundamental para la vida a más de treinta millones de personas, gran parte de ellas residentes en islas de todo el mundo y en zonas amenazadas por el estrés hídrico como países de Oriente Medio. Esa experiencia nos ha permitido ponernos en la vanguardia de la desalación, con algunas de las plantas más eficientes y sostenibles del planeta. Si quieres saber algo del trabajo que estamos haciendo en ese campo, sigue leyendo.
Se calcula que en el mundo hay 2200 millones de personas con problemas de acceso al agua potable. Esta cifra, debido al calentamiento global y al aumento de la población, no hará sino crecer en las próximas décadas. Mientras que, en las zonas continentales, los pozos, los embalses y los ríos contribuyen a paliar estas necesidades, las islas, especialmente las de menor tamaño, cuentan con recursos mucho más limitados.
Un reciente informe de la UNESCO apuntaba a que un 71 % de los SIDS (estados en desarrollo de islas pequeñas por sus siglas en inglés) se enfrentan a limitaciones en el suministro de agua. Además, tres cuartas partes de ellos, que incluyen países como Samoa o las Islas Seychelles, afrontan problemas de contaminación en sus acuíferos. Y estas dificultades no son privativas de países en desarrollo. Incluso en economías avanzadas, la presión demográfica y el turismo muchas veces ponen al límite estos recursos. El problema tiene nombre propio: estrés hídrico. Por suerte, la solución para atajarlo está en nuestra mano.
“El cambio climático, la presión demográfica y el turismo ponen al límite los recursos hídricos de las islas.”
Nuestro trabajo en el campo de la desalación en islas cuenta con numerosos ejemplos. Sin embargo, la instalación de Desalación de Aguas de Mar (IDAM) de Arucas-Moya guarda un lugar especial en nuestra historia, ya que fue uno de los primeros proyectos de desalación por ósmosis inversa que acometimos. Tras su inauguración en 1995, lleva años abasteciendo de agua a una población de 100 000 habitantes en una isla que carece casi por completo de recursos hídricos como es Gran Canaria.
A pesar de su veteranía, hemos trabajado cada año en mejorar su eficiencia y sostenibilidad. Hoy, alimentada con la energía de 860 paneles solares de autoconsumo, sus membranas desalan 15 000 m3 al día de agua para cubrir las necesidades de consumo doméstico y agrícola de la población. Es decir, generamos el equivalente a seis piscinas olímpicas de agua potable a diario.
La conjunción de desalación por ósmosis inversa y energías renovables promete ser la llave de suministro de agua potable para la población de islas de todo el mundo en las próximas décadas. Ese es el diagnóstico de Naciones Unidas, que espera que “recursos hídricos no convencionales, como la desalación, desempeñen un papel clave para reducir la brecha entre oferta y demanda” a corto y medio plazo. Como pioneros en este campo, nuestro compromiso será luchar para que los habitantes de cada isla tengan acceso al agua potable de forma sostenida y sostenible.
“ACCIONA lleva cuatro décadas abasteciendo de agua a 100.000 habitantes en una isla de escasos recursos hídricos como es Gran Canaria.”
Las tecnologías de desalación han avanzado a pasos agigantados hasta llegar al estándar actual: la desalación por ósmosis inversa. Fundamentalmente, este proceso consiste en que, al someterse a presión, los iones de cloruro de sodio del agua marina pasan al otro lado de una membrana semipermeable, donde la sal se concentra, dejando el liquido original en condiciones de potabilidad.
Gran parte de las tecnologías de ósmosis inversa que utilizamos proceden de nuestros laboratorios de I+D+i. Así, hemos logrado generar 6,5 veces menos emisiones de C02 que las soluciones de desalación convencionales y con un coste extremadamente reducido. Para formarse una idea, podemos producir mil litros de agua potable con el coste de una garrafa de cinco litros de agua mineral en un supermercado.
Parece un museo. Un siglo después de su construcción, la Central Hidroeléctrica de Seira sigue produciendo energía limpia, mientras la belleza de su arquitectura y de la maquinaria que alberga en su interior son un verdadero gozo para los sentidos.