EL HOMBRE POR DEFECTO
En su poema “Myth”, Muriel Rukeyser imagina un desenlace distinto para la leyenda de Edipo. En él relata cómo el rey, ya viejo y ciego, pregunta a la Esfinge “¿por qué no reconocí a mi madre?”. La Esfinge le recuerda que respondió erróneamente al acertijo de “¿qué camina a cuatro patas por la mañana, a dos al mediodía y a tres por la tarde?”, porque su respuesta fue “el hombre” sin mencionar a la mujer. A lo que Edipo replica que “cuando se dice hombre, se incluye también a las mujeres, todo el mundo lo sabe”.
Rescatamos este apunte literario que la periodista británica Caroline Criado Pérez destaca en su ensayo “La mujer invisible” porque retrata una realidad: la visión del hombre como ser humano por defecto tiene una importancia fundamental en la estructura de la sociedad humana.
Y es que todavía hoy no ha nacido la mujer que conocerá la igualdad de género. Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estima que una niña nacida hoy necesitaría más de 200 años para acceder a las mismas oportunidades, salario, derechos o estatus laboral que los hombres. Pequeños detalles a priori imperceptibles, como que a partir de los 12 años las niñas empiezan a levantar menos la mano en clase en países más patriarcales, son clave para ir minando la posibilidad de expresar sus ideas. Y no es solo por barreras externas, sino también por sesgos propios.
Por suerte, los techos de cristal que detienen el desarrollo de las mujeres en muchos ámbitos de nuestra sociedad tienen grietas que alguien va abriendo poco a poco. El proyecto “La energía del Istmo” de ACCIONA para apoyar a mujeres con carreras STEM por sus siglas en inglés (Science, Technology, Engineering and Mathematics) es un ejemplo de ello. Te contamos en qué consiste.