La Hoya de Guayllabamba es una extensa y salvaje llanura abrazada por los Andes en cuyo paraje fue emplazada la ciudad de Quito. Su centro histórico es tan rico y se encuentra tan bien conservado, que fue la primera ciudad declarada por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1978.
Quito enarbola otras insignias geográficas que le conceden un lugar entre las capitales más atractivas de Latinoamérica. La capital de Ecuador es la más alta de América del Sur, a más de 2.800 metros sobre el nivel del mar. Y si atendemos a su latitud, 0-0’-0”, podemos decir que se encuentra exactamente en la mitad del mundo: a solo 13 kilómetros al norte, una persona puede poner al mismo tiempo un pie en cada hemisferio del planeta. Dentro de esta singular topografía, Quito esconde tesoros maravillosos.
Uno de ellos es el Qhapaq Ñan. Este sistema de caminos fue ideado por el Imperio Inca durante el siglo XV y gracias a él pudieron tejer un vínculo económico, mercantil, político y administrativo que perdura hasta hoy entre las ciudades importantes de la costa y de la sierra. Todos estos caminos se encontraban conectados a Cusco, la capital del Tahuantinsuyo y facilitaron las comunicaciones, el transporte y el comercio.
A menor escala, pero compartiendo un propósito similar, nace la primera línea de metro de Quito. Un proyecto que integrará el Sur, Centro y Norte de la ciudad en apenas algo más de media hora. Unas 400 mil personas al día disfrutarán de este servicio, dinamizando el sistema de transporte de pasajeros de la ciudad de Quito y mejorando la movilidad, la productividad y la calidad de vida de los habitantes de la capital, sus alrededores y el país en general.
22 km de túnel, 34 minutos de trayecto y 15 estaciones por las que se espera que transiten 400.000 pasajeros al día. Estas son las principales cifras del metro de Quito, que desde 2013 ACCIONA lleva desarrollando desde la primera fase.
Pero hay más. El metro de Quito significará el ahorro de 50 Millones US$ al año en combustible por las mejoras en el transporte urbano, con la consiguiente reducción de 67.000 toneladas de CO₂, así como la creación de 32.700 puestos de trabajo directos e indirectos durante la construcción.
Al ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la ciudad de Quito está regulada por estrictos requisitos ambientales y arqueológicos. El respeto al patrimonio cultural del centro histórico de la ciudad ha sido de vital importancia para ACCIONA, que ha manejado estos desafíos implementando en todo momento escrupulosos planes ambientales.
El proyecto ha fomentado la reducción, reutilización y reciclaje de materiales y residuos generados en la obra. Los restos de madera se han entregado a la comunidad para distintas actividades de carpintería, como la elaboración de guitarras o muebles con palets.
De igual manera, los neumáticos han sido donados para proyectos en escuelas y los plásticos entregados a asociaciones de reciclaje que trabajan en colaboración con la Empresa Pública Metropolitana de Aseo de Quito.
Los neumáticos han sido donados para proyectos en escuelas y los plásticos entregados a asociaciones de reciclaje.
Los planes de construcción de la estación San Francisco incluyeron la enumeración, almacenamiento y, finalmente, la reinstalación de los 107.695 adoquines que suelan la plaza.
El proyecto ha sido también un ejemplo local en la protección de los árboles ubicados en el interior de los sitios de obra y una oportunidad de aprendizaje sobre el trasplante de especies propias de la zona.
Antes de comenzar las excavaciones del metro, se realizaron estudios arqueológicos y de geo-radar para determinar las áreas que requerían protección e investigación adicional. Un gran ejemplo fue el trabajo que se realizó con la rehabilitación del acceso a la Plaza de San Francisco.
La Plaza es de forma rectangular, con un largo de 115 m y un ancho de 75 m, lo que da una superficie aproximada de 8.625 m2. Es la plaza más grande del centro histórico de Quito que antiguamente funcionó como un mercado popular y, con el paso del tiempo, se convirtió en un espacio de concentraciones militares, políticas, eventos religiosos y de recreación social. Cuenta con un elemento arquitectónico singular, la magnífica escalera cóncavo-convexa que comunica la plaza con el atrio del templo mayor en el que sobresale su fachada manierista barroca.
Las personas también han estado en el centro de este proyecto. Para la construcción del metro de Quito, ACCIONA ha tenido siempre presente las características socioeconómicas, culturales, políticas y demográficas de la zona para medir los impactos que el proyecto podía generar en la sociedad.
La obra ha aumentado el empleo local y el salario medio del personal. En cuanto a los impactos en el medio y largo plazo, también ha mejorado la empleabilidad de los colaboradores del proyecto y la seguridad en las zonas cercanas a la obra.
¿El objetivo? Tratar de aportar valor añadido, de ir un paso más allá de la construcción de un medio de transporte y apoyar el propósito final de la construcción de este metro: hacer de la ciudad de Quito un lugar mejor para vivir.
La construcción del metro de Quito ha aumentado el empleo local y el salario medio del personal.
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