El 24 de agosto del año 79 de nuestra era, la erupción del Vesubio sepultó bajo toneladas de fuego y ceniza las ciudades romanas de Pompeya y Herculano. En esta última, una lujosa villa propiedad del suegro de Julio César albergaba la mayor biblioteca de la Antigüedad que ha llegado hasta nuestros días. Unos 1.800 rollos de papiro que, por desgracia, todavía esconden el secreto de sus letras en el interior: cada vez que los investigadores intentan desenrollarlos, se despedazan.
Por el momento, el hallazgo más notable ha sido un tercio de “Sobre la Naturaleza”, la obra perdida de Epicuro, aunque hay quienes sospechan con esperanza que entre esos papiros ennegrecidos podrían encontrarse obras clásicas de Sófocles, Esquilo o Eurípides que nunca llegaron a nosotros.
Traemos hasta aquí esta historia porque ahora la incógnita de qué encierran esos rollos ya ha empezado a disiparse. La tecnología y a la innovación lo están haciendo posible. Científicos franceses e italianos han conseguido leer algunos fragmentos de esos papiros usando una variación de rayos X sin arriesgarse a desenrollarlos, lo que significa rescatar del olvido un legado de pensamiento y cultura que lleva veinte siglos silenciado.
Y es que este es solo un ejemplo de cómo el tiempo o las fatalidades pueden arrebatarnos las señas de nuestra cultura y cómo, cada vez más, la tecnología puede ser el camino para impedirlo. ACCIONA está haciendo su parte en este desafío de preservar el patrimonio de la humanidad con la impresión 3D a gran escala. Te contamos cómo.