Una segunda vida tras acariciar el viento durante dos décadas en el parque eólico de Tahivilla

Tras más de veinte años transformando el viento en energía, las palas de este aerogenerador de Tahivilla comienzan una nueva vida marcada por la sostenibilidad y la innovación circular en la suela de una zapatilla. Te lo contamos.

Vemos una flotilla de siete barcos representados con pigmentos ocres. Son dibujos sencillos, casi parecen esbozados por la mano de un niño. Y, sin embargo, suponen un testimonio único que nos traslada hasta el IV milenio a. C., en pleno Neolítico. Se trata de las pinturas rupestres de Laja Alta, una cueva a escasos kilómetros del estrecho de Gibraltar que acoge una de las representaciones más antiguas de un barco de vela del mundo.

El viento es transparente como el tiempo. Solo presenciamos sus huellas en las velas de los barcos, en las cometas, en el giro pausado de los molinos. ¿Cuántas veces ha rotado una pala eólica a lo largo de 20 años? A razón de 20 revoluciones por minuto, quizá 200 millones. Un giro tras otro, las palas de Tahivilla han alcanzado el final de su vida útil. Ya han llegado otras turbinas, más avanzadas, más potentes. Es el ciclo del tiempo y de las generaciones. Pero aún resta otro viaje más, una última metamorfosis.

Aquí el viento ha sido un recurso desde tiempos inmemoriales. Hoy, en la misma costa, las cometas de kite surf se sostienen en las alturas impulsadas por el mismo aliento en el campo de Tarifa, a los pies de la localidad de Tahivilla. Y allí, junto a los trigales dorados y las vacas retintas que pastan en las lomas, uno de los parques eólicos más antiguos de España, construido y operado por ACCIONA Energía, saluda al viento y cosecha su energía.

Gracias a este relevo, en Tahivilla se producirá más energía limpia y de forma más eficiente con menos aerogeneradores, un proceso que se conoce como repotenciación. Y las viejas turbinas se reciclarán para dar paso a lo nuevo. Ahora una de las palas de este parque de ACCIONA se ha reencarnado en una serie limitada de zapatillas deportivas gracias a la segunda edición de nuestro acuerdo con la marca de moda El Ganso y como parte de la iniciativa #TurbineMade. Sigue leyendo para acompañarla en este viaje de ida y vuelta por la economía circular

No hablamos del Neolítico, pero el parque eólico de Tahivilla pertenece a los primeros capítulos de la historia renovable de España. Entró en funcionamiento a principios del siglo XXI, cuando la sostenibilidad y la economía circular aún se asomaban tímidamente al diccionario. Y se construyó aquí porque la zona cuenta con 300 días de viento al año gracias al efecto Venturi, que convierte el estrecho de Gibraltar en un embudo para las corrientes de aire.

 

Aquí comienza el camino de nuestra pala, como parte de uno de los 98 aerogeneradores que componían inicialmente el parque. Entre 2004 y 2005, esta pala y sus hermanas empezaron a producir energía renovable a razón de 800 kilovatios por cada turbina, suficiente para abastecer a 42.000 hogares.    

La pala de la que hablamos tiene 28 metros de largo y ha girado millones de veces, ha recogido el soplo de los vientos de Poniente y Levante, y ha asistido a la sucesión de los veranos y las cosechas de los girasoles del Campo de Tarifa. Ella sola ha logrado evitar la emisión de más de cinco millones de toneladas de CO2 a lo largo de su vida. Algo así como el dióxido de carbono que absorben más de 5.000 árboles. Su ciclo de vida se ha completado tras surcar el viento durante 20 años, la vida útil prevista para este modelo. Se compone de madera, fibra de vidrio y resinas. Ahora toca buscar otros usos.

Acostumbrada a reinar sobre las alturas, va a experimentar un cambio radical: un equipo de operarios con grúas se dispone a desmantelar el aerogenerador que la ha acogido durante todo este tiempo. Primero se extraerá la pala de la góndola y, una vez en el suelo, se troceará para poder transportarla en el tráiler de un camión. La torre seguirá un proceso similar, aunque con destino distinto, ya que está compuesta principalmente de metal. 

La pala, en cambio, se fabricó con madera, fibra de vidrio y diversas capas de resinas. El 98 % de los materiales de los residuos del aerogenerador se convertirá en un nuevo recurso y, gracias a un nuevo proceso desarrollado por ACCIONA, la totalidad de la pala vivirá una nueva vida como ejemplo de economía circular. 

El jardín de los vientos

Gracias al efecto Venturi, en el que el estrecho de Gibraltar hace de embudo, en Tahivilla sopla el viento 300 días al año.

Uno de los más veteranos de ACCIONA

El parque de Tahivilla comenzó a operar en los años 2004 y 2005, con una capacidad de 78,4MW.

De residuo a recurso

Esta es una de las unidades originales, de 0,8 kW de potencia, una cifra hoy ampliamente superada. Pero aún podrá producir algo más: es la materia prima que se utilizará para diversos proyectos de reciclaje.

La conversión de una pala

Los trozos de pala desmantelados pasan por un proceso de triturado y molienda por el que se obtiene un polvo fino de fibra de vidrio y resina epoxi, que se puede aprovechar para nuevas finalidades.

Los 13 colosos

Los 98 aerogeneradores originales han dado paso a trece unidades Nordex con una capacidad total de 84,4MW. Es decir, una séptima parte de los aerogeneradores podrá producir un 10 % de energía más. 

Pisando fuerte

Tras años de haber generado energía renovable a partir del viento, la pala es destinada a otro uso: incorporarse al caucho utilizado para fabricar las suelas de las zapatillas El Ganso x ACCIONA.

Nuestra pala deja atrás el parque de Tahivilla donde vivió hasta su retiro. Tal como sucedió con las palas de otro de nuestros parques, que se convirtieron en una viga de torsión que sujeta los paneles solares de uno de los seguidores del parque fotovoltaico Extremadura I-II-III, ha llegado el momento de que esta pala encuentre un nuevo lugar en el mundo. Gracias a un proceso de triturado y molienda, es posible obtener un polvo apto para su uso en otros productos.

 

La pala viajará a la futura planta de reciclaje en Navarra, un proyecto pionero impulsado por ACCIONA que tendrá capacidad para procesar hasta 6.000 toneladas de residuos al año.

Esta instalación, declarada Proyecto de Interés Foral por el Gobierno de Navarra, permitirá avanzar en el reciclaje y la valorización de miles de aerogeneradores que, tras años de servicio, se preparan para dar paso a una nueva generación.

 

En concreto, la planta Waste2Fiber® utilizará una tecnología propia de tratamiento térmico para reciclar los materiales compuestos presentes en las palas de los aerogeneradores. El proceso permitirá conservar las propiedades de las fibras de refuerzo, reutilizar las fracciones orgánicas y transformar los materiales compuestos en materias primas secundarias de alto valor añadido.

Desde aquellos barcos primigenios del Neolítico, el estrecho de Gibraltar siempre ha sido un lugar de tránsito de los seres humanos, pero también para las aves en sus migraciones entre África y Europa. Así, además de la producción de energía renovable o el reciclaje de las palas, la sostenibilidad del parque de Tahivilla se mide también por su respeto a la fauna local. Una de las políticas desde su inauguración ha sido la presencia de personal que trabaja de sol a sol avistando la presencia de pájaros como el milano o el buitre para detener momentáneamente los aerogeneradores y minimizar riesgos para la fauna. Además, se ha ensayado el uso de palas de color rojo más visibles para los pájaros que vuelan a través del parque.

 

 

INFOGRAFIA. Así se transforma una pala eólica en la suela de una zapatilla de El Ganso

Pero volvamos a la pala con que comenzó este artículo. ¿Qué sucedió con la materia prima que obtuvimos en nuestra planta de reciclaje? Como ya adelantamos, aunque el resto de las palas se han destinado al reciclaje y la valorización, esta en concreto se ha reencarnado en las suelas de una zapatilla diseñada por El Ganso en colaboración con ACCIONA. Es la segunda vez que trabajamos codo con codo y hemos conseguido aumentar la proporción de fibra de vidrio presente en el caucho de la zapatilla hasta el 20 %.

Las zapatillas de El Ganso son solo un ejemplo del potencial para el reciclaje de palas eólicas. En el marco de la iniciativa #TurbineMade, aparte de la viga de seguidor fotovoltaico del parque Extremadura I-II-III, también se han creado diez prototipos de tablas de surf en Australia fabricadas a partir de palas de aerogeneradores retirados. Ya sea por tierra, mar o aire, son solo una muestra de las posibilidades de la economía circular aplicada a los aerogeneradores que completan su viaje tras décadas acariciando el viento.