Esta historia podría comenzar con un golpe contra el suelo. Una colisión de un objeto –imaginémonos un jarrón al que teníamos la intención de cambiarle el agua- que se escapa de nuestras manos y va cayendo hacia abajo hasta estamparse contra los azulejos de la cocina.
Todo pasa en apenas una fracción de segundo, y lo que hacía un momento era una pieza intacta de cerámica en nuestras manos pasa a convertirse en los fragmentos de lo que un día fue. Ahora ya no tenemos un jarrón, sino los restos de un objeto que nunca más volverá a albergar flores, unos trozos inútiles que están destinados a terminar en la basura.
Pero, ¿y si pudiésemos ofrecerle una segunda vida? De esto va precisamente el kintsugi, una práctica basada en la reconstrucción, que repara las fracturas de la cerámica con barniz o resina espolvoreada con oro.
La filosofía de este arte japonés es que nada se rompe para siempre y defiende que las reparaciones forman parte de la historia de un objeto, por lo que es importante mostrarlas, no esconderlas. Las cicatrices doradas y visibles transforman su esencia estética, evocando el desgaste que el tiempo obra sobre las cosas físicas, la mutabilidad de la identidad y el valor de la imperfección.
Para que os podáis hacer una idea de la belleza que dejan las cicatrices del kintsugi, queremos compartir con vosotros el siguiente vídeo.
Lo que se ha dañado no se ha roto para siempre, si aún estamos a tiempo de reconstruirlo. Esta técnica se ha convertido en una potente metáfora de la importancia de la resistencia frente a las adversidades.
¿Y qué mayor adversidad enfrenta ahora la humanidad sino la crisis sanitaria, económica y climática? En ACCIONA entendemos el kintsugui como la recuperación sostenible que cierre las heridas del planeta.
¿Cómo? Apostando por las energías renovables, invirtiendo en resiliencia, apoyando el crecimiento de la sociedad en su conjunto…
Se da el caso de que algunos objetos tratados con el método tradicional del kintsugi han llegado a ser más preciados que antes de romperse. ¿Os imagináis como lucirían las cicatrices de nuestro planeta entonces?
La crisis actual no debe desviarnos de la lucha contra el cambio climático. Transformando la economía de manera radical, con una inversión en el futuro, lograremos hacer frente a todos los problemas que amenazan actualmente a la humanidad.
Las medidas que tomemos para responder a la pandemia COVID-19 determinarán el presente y futuro del planeta que habitaremos. Salir de la actual crisis económica y climática pasa, necesariamente, por una Recuperación Verde.
Solo eligiendo este camino lograremos cumplir con lo que establece el kintsugui: reconstruir el planeta y hacerlo aún más valioso (y sostenible).
Reconstruir el planeta y hacerlo aún más valioso (y sostenible)
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