20 años de compromiso con la sostenibilidad y la innovación

Tras más de 80 años de historia, hace 20 emprendimos una nueva etapa: nació la marca ACCIONA destacando por una visión pionera cuando nadie hablaba de sostenibilidad. Hoy continuamos abanderando la transformación hacia un futuro más sostenible, demostramos que es posible hacer negocios de una manera diferente.

En el medio natural, la sostenibilidad se entiende como el punto de equilibrio de los recursos en un ecosistema. Esa es una realidad esencial que nos precede y que, a la vez, nos ha dado existencia. En cambio, el ser humano requiere palabras para dar carta de naturaleza a los conceptos. Sin las palabras adecuadas, no se puede pensar bien y, si no pensamos bien, difícilmente podremos cambiar el mundo que nos rodea. Por eso, la introducción del término “desarrollo sostenible” en el Diccionario de la Real Academia en 2014 a instancias de ACCIONA fue un pequeño gran hito. Ese término, sin embargo, ya figuraba en nuestro diccionario propio desde que se emplease de forma pionera en la Junta de Accionistas del año 2005.

 

El momento del relevo generacional, que tuvo lugar un año antes, coincidió prácticamente con la entrada de un nuevo siglo que también traía nuevas exigencias e incertidumbres. Pocos habrían aventurado que serían veinte años marcados por la aceleración del cambio climático, profundas recesiones económicas, una pandemia global y una guerra a las puertas de Europa. Un tiempo en el que otro término, también proveniente de la Naturaleza, sería crucial: la adaptabilidad.

Esa cualidad, sustentada en la innovación continua, es la que nos ha permitido situarnos como la principal empresa energética del mundo dedicada íntegramente a las renovables, entre otros hitos relacionados con el desarrollo sostenible.

 

Hoy somos una empresa global con un impacto social que va más allá de la descarbonización, tanto por los dividendos sociales que reporta nuestra actividad como por iniciativas como las de nuestra fundación acciona.org, que ha llevado dos de nuestros grandes activos –la energía renovable y el agua– a las regiones más desfavorecidas y remotas del planeta.

 

Isaac Newton dijo en cierta ocasión que, si había podido ver más lejos que los demás, era porque se había encaramado a hombros de gigantes. Y esa es la mejor metáfora para describir todo lo que había hecho y representado ACCIONA durante los casi ochenta años anteriores. En 2024 celebramos veinte años de una nueva era, y cerca de un siglo trabajando para la sociedad.

A principios del siglo XXI, el planeta afrontaba una encrucijada. El Protocolo de Kioto, el primer compromiso serio para la reducción de gases de efecto invernadero, se había aprobado en 1997, pero aún no había entrado en vigor. Crisis se deriva del griego krisis, que significa momento decisivo. Así que, en el sentido más etimológico del término, podemos decir que fueron unos años críticos. Era la hora de la decisión. Y ahí fue cuando, de la mano del relevo generacional encarnado por D. José Manuel Entrecanales, creímos que el futuro debía ser sostenible o no tendríamos porvenir como especie.

No solo íbamos a compatibilizar nuestro crecimiento con la sostenibilidad: íbamos a basarlo en ella. Así, se convirtió en la piedra angular de nuestra estrategia. Esa visión no tardó en traducirse en hechos. Unificamos todas nuestras áreas de infraestructuras, energía y agua para que sirviesen a ese mismo propósito. En 2007 ya habíamos evitado la emisión de 4,77 millones de toneladas de CO2 en un solo año. Y en 2008 ya estábamos aplicando esa visión en más de treinta países. En ese periodo creamos también la fundación acciona.org para apuntalar nuestro esfuerzo en áreas donde otras empresas no llegaban.

La hoja de ruta que habíamos adoptado en torno a la sostenibilidad se enfrentó a una nueva crisis, esta vez económica y no solo climática. Y es ahí donde entró en juego la adaptabilidad como una de las señas de identidad de las empresas del nuevo siglo: la capacidad de adaptarse a escenarios cambiantes e inciertos, y salir fortalecidas de ellos. Ese difícil periodo nos recordó el impacto social positivo que puede y debe tener una empresa: ser un instrumento esencial del progreso social y económico a través del éxito empresarial.

En esa coyuntura en la que el Protocolo de Kioto expiró sin cambios sustanciales, redoblar la apuesta por la sostenibilidad fue singularmente arriesgado. Cuando la sostenibilidad se limita a ser un término tótem, es el primer sacrificio de una empresa en tiempos adversos. En ACCIONA no queríamos, ni podíamos, renunciar a ella porque constituía ya nuestra señal de identidad. Así, en 2010 creamos el primer Plan Director de Sostenibilidad, y ese mismo año dedicamos más de un tercio de nuestros beneficios a la innovación, la única opción para hacerla viable en el tiempo.

Tras un lustro que puso a prueba nuestra visión y sacudió los cimientos de la economía mundial, llegó un momento de despertar global. Nos referimos a la reactivación económica, pero sobre todo al hito de los ambiciosos Acuerdos de París de 2015 que refrendaron el camino que habíamos emprendido diez años antes. En este ciclo, además, se produjo un cambio histórico: las energías renovables dejaron de ser energías alternativas para convertirse en el pilar fundamental del sistema energético.

Mientras esperábamos a que los gobiernos empezasen a tomar medidas de descarbonización que hicieran realidad los Acuerdos de París, dimos dos pasos cruciales en nuestro camino: ese mismo año entramos en el accionariado de Nordex, uno de los líderes en fabricación de aerogeneradores y, lo más importante, en 2016 cumplimos con el objetivo de la neutralidad en carbono como empresa. Además, adoptamos un nuevo lema que englobaba el crecimiento económico, el equilibrio ecológico y progreso social: Business as Unusual, que desde entonces nos ha guiado.

En los quince años anteriores habíamos ido haciendo realidad nuestra visión de un futuro sostenible a pesar de los numerosos obstáculos, tanto aquellos derivados de avanzar por un territorio desconocido como los asociados a las diversas crisis y cambios regulatorios. Ahora llegaba el momento de avanzar en las líneas maestras que habíamos dibujado en el terreno de las infraestructuras, el agua, la energía y la cultura.

Este periodo no ha estado exento de retos como la crisis del COVID o la guerra de Ucrania, pero hemos aplicado las lecciones aprendidas y nos hemos consolidado como una empresa global, con proyectos emblemáticos en todo el planeta: desde el parque eólico de McIntyre hasta el túnel de Follo Line en Noruega o el parque de megabaterías de Cunningham en EE. UU. De igual modo, comenzamos a avanzar en otras energías renovables prometedoras como el hidrógeno verde.