Se conoce como palimpsesto el pergamino que se reutilizaba raspando el contenido original para sustituirlo por un nuevo texto y aprovechar así el soporte. Algo así como la economía circular del Medievo. A su vez, también se conoce como palimpsesto el fenómeno arqueológico por el que se van superponiendo los vestigios de la actividad humana a lo largo de los siglos. Sevilla, que llegó a ser el mayor núcleo urbano de Europa en la Edad Media, podría describirse como un palimpsesto vivo. Por aquí pasaron fenicios, griegos, cartagineses, romanos, visigodos y árabes, atraídos por su posición privilegiada a orillas del Guadalquivir.
Hoy el puente de la Barqueta, que auspició la inauguración de la Expo 92, conecta el polígono tecnológico de La Cartuja con la tierra firme de la ciudad, alcanzando la antigua puerta de la Almenilla o de la Barqueta, construida por los almorávides y demolida en el siglo XIX. En la ubicación primitiva de aquella puerta se construyó un conjunto residencial en 1873 que, posteriormente, actualizaría el arquitecto José Espiau y Muñoz en 1924. Esa manzana, construida como una corrala y con un majestuoso patio interior, fue cayendo en desuso y deteriorándose.
En ACCIONA estamos trabajando en llevarla al siglo XXI, escribiendo un nuevo capítulo constructivo de esta ciudad milenaria. El proyecto Puerta Barqueta recupera las esencias del diseño de Espiau y Muñoz, pero aportando las últimas tecnologías. Gracias a ellas, se ha creado una singular pieza única de mobiliario: un híbrido entre un banco y una escultura que preside el patio interior de la manzana como punto de encuentro. Sus sinuosas formas y peso reducido delatan su innovador origen: se ha fabricado con la técnica de impresión 3D conocida como contour crafting. Una nueva capa del palimpsesto sevillano que hará historia.