Cuando el mes de octubre llega al Pirineo, los habitantes de esta frontera natural entre la Península Ibérica y el continente europeo se preparan para el invierno. En pueblos de postal navideña, los pastores almacenan leña para hacer frente a temperaturas bajo cero, y los pequeños roedores han aprovechado ya la bonanza veraniega para acumular alimentos en sus madrigueras a fin de resistir durante los siguientes meses sin pasar hambre.
No muy lejos de allí, la central hidráulica de Ip traslada este concepto de almacenamiento previsor al campo de la generación de energía renovable. Enclavada a 1.174 metros sobre el nivel del mar, junto a la localidad oscense de Canfranc, esta instalación inaugurada en 1969 es un ejemplo de almacenamiento de energía, uno de los mayores desafíos actuales en la lucha contra el cambio climático.
Habitualmente, la energía renovable que no se aprovecha en el momento se pierde. El viento, el sol o el agua son recursos inagotables pero pasajeros, de ahí la importancia del desafío de almacenar la energía. Gracias al sistema de bombeo, ACCIONA da respuesta a este reto y lo hace además en perfecta sintonía con las directrices de la Unión Europea, que aboga por instalar centrales hidroeléctricas reversibles siempre que sea posible.
La planta, operada por ACCIONA, está situada en el curso alto del río Aragón y se abastece principalmente del embalse de Ip -con apoyo puntual del embalse de Iserías- situado a 2.215 metros de altitud. A través de una galería de presión y una tubería con una caída de más de 900 metros, el torrente de agua desembalsada cae sobre las turbinas de la central generando energía limpia.
En lugar de seguir su curso, el agua queda almacenada en un contraembalse al pie de la central, y con posterioridad, es bombeada por la misma tubería hasta el embalse de Ip. De esta manera, el agua se puede desembalsar nuevamente y vuelve a comenzar el ciclo, inyectando energía limpia al tendido eléctrico.
La central hidroeléctrica de Ip almacena energía renovable para liberarla cuando sea necesaria
Dado el complicado acceso a la zona de embalse durante los meses de nevadas -normalmente entre octubre y mayo-, todos los datos son permanentemente conocidos en el telemando de la central y en el CECOER (Centro de Control de Energías Renovables, en Navarra, España) a través de sondas, lo que permite garantizar el correcto funcionamiento y una rápida actuación en caso de necesidad. Cuando los primeros rayos de sol de la primavera comienzan a derretir el hielo y la nieve, el embalse vuelve a ser accesible. Los animales salen de sus madrigueras para saludar a la nueva estación, y los pastores conducen a sus rebaños por los verdes prados sin preocuparse del frío. Sin embargo, la central de Ip continúa almacenando energía renovable para liberarla cuando sea demandada en un ciclo continuo que ha superado con éxito el gran desafío de la generación de electricidad limpia.